Su primer día en Odarko - escrito por Alberto


El viernes estuve a punto de no ir al Odarko. La noche anterior fue la larga y el cuerpo se resiente. Sin embargo tenía previsto desde hace tiempo acudir a la fiesta de tuamo y unas birras y un par de petas me terminaron de animar. Cuando llegue empezaba a ponerse bien de gente. Estaba en la barra para pedir una birra. De repente un chaval joven con suspensorio se pone a mi izquierda. Tenía un culazo de la hostia. Enseguida comenzamos a charlar. Me dijo que era la primera vez que venía a este local. Yo no lo creí porque para ser la primera vez entró muy decidido con su suspensorio.


Me dijo que se sentía un poco avergonzado porque casi nadie iba “desvestido” de esa guisa, pero yo le hice ver que su culo se lo permitía. Para nada se sentía retraído; le toqué el culo y él mi paquete. En un plisplas le tenía arrodillado chupándome la polla. Ahí en la barra consiguió transformar mi polla morcillona arrancándome una primera erección.
Súbitamente me pidió que le enseñase el local. Entramos a la sala del fondo y ahí me regaló  una larga mamada. Estaba empalmadísimo y no podía quitarme de la cabeza ese culo tan redondo y bonito que tiene. Intenté follarle. Me dio un condón… pero no pudo ser. Se me bajó. Tantos años con pareja follando a pelo, que me resulta difícil  acostúmbrame al puto condón.


Seguí enseñándole el local. Pensé en mearle en la bañera que hay para esa práctica. Aunque también comprendo que una vez practicado el pissing resulta engorroso no poder ducharte. Me resulta complejo explicar el porqué me pone tanto mear sobre alguien que me mola. Finalmente le llevé a la zona de los bancos. Me gusta esa zona. Me senté en la altura superior. De esta forma el comenzó una mamada de la hostia con solo inclinarse. Además desde esa situación te permite controlar lo que ocurre a tu alrededor, acrecentado el morbo. Entre mamada, besos y lapos él se corrió. Yo a mi pesar no pude. Me hubiera gustado regalarle tan buena disposición con una lefada. En la despedida me dijo que tenía un blog. Ahí fue cuando me di cuenta de la cara de morbosete que tiene. Es guapo y morboso, cualidades que no siempre van acompañadas.


Una vez marchó no supe qué hacer: si lamentar el no haber terminado lo iniciado o tratar de acabar por otra vía. Hice lo segundo. Volví al fondo del local y allí me encontré con tres tíos (nada que ver con quien se había ido). Uno hacía de amo los otros dos esclavos. El amo me dijo que si me apetecía que me comieran el culo. Yo pregunté quién. El contestó que quien yo dijera. Señalé a uno de ellos que de inmediato se arrodilló y empezó a hacerme una buena comida de culo… Lo hizo bien y pude por correrme en su cara… Espero ver a Leonardo en su siguiente visita a Odarko

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