Durante estas últimas semanas he estado saliendo con uno y con la sensación de estar iniciando algo importante. A veces, sin saber muy bien por qué ves en un chico muchas cosas, irónicamente casi siempre antes de conocerle de verdad.
Pero no es del todo malo dejarse llevar por la emoción del “quizás sea este!” y entrar en la euforia de las primeras semanas de una relación. Otras veces es una catástrofe y nos auto-encarcelamos en las ganas de que eso que pasó en las primeras semanas se repita aunque en el fondo sabemos que ni la otra persona puede, ni tú puedes volver a aquello. En fin, la verdad es que ha sido un coscorrón muy duro esta vez, no el más duro, pero me ha dado rabia tener que darme cuenta de que lo que me parecía al principio, no era tan real como parecía.
Habéis entrado a leer sobre sexo, y la verdad es que precisamente es el sexo lo que me ha nublado la vista con este chico.
Tocar un cuerpo nuevo, es una de las sensaciones más adictivas que hay. Cuando conocí a Ángel yo estaba de mal humor porque no lo había aprobado todo este curso… y salí vestido para dar guerra y buscando un trato no especialmente bueno. Dejé en casa todo lo que me identificara con un buen chico. De todos modos salía con mis amigos, el plan de ligar era secundario, pero no estaba descartado en absoluto, por supuesto.
Primero fuimos a un bar de Chueca, allí estaba ese chico, que se llamaba Ángel, con sus amigos y una chica más rara que un perro verde. Yo estaba poco hablador, estaba esperando que el Energisil que mi amigo dijo que era milagroso me hiciera efecto, pensándome muy seriamente sigastarme el dinero en un par de copas y un sitio más… oscuro. La perro verde nos preguntó cual era nuestro plan para esa noche…
Mi amigo pensó muy acertadamente que alguno de los dos chicos que iban con la perro verde quería rollo. En realidad los dos querían, pero ninguno con él al final…
Nuestro destino siguiente fue una discoteca (con chicas y sin cuarto oscuro) donde esperamos a los dos chicos y a la perro verde.
Alguno del otro grupo nos invitó a todos a unos chupitos que sabían a gominola roja. Y Ángel se puso a mi lado, entonces por fin nos presentamos y con los dos besos típicos, Ángel en vez de darlos en la mejilla me los dio en la comisura de los labios. Luego nos pusimos a bailar todos juntos y mi cara ya no era de chico malhumorado.
Sintiéndolo mucho (no tanto) por mi amigo me quedé al chico que le gustaba en exclusiva.
Era un poco rubio, cuando se reía se le cerraban los ojos y parecía que podría ganarme en un pulso sin problemas, además era un cuerpo nuevo y no estábamos en una circunstancia en la que fuera fácil dar merienda suelta y meterle la mano debajo de la camiseta para ver si tenía vello o si estaba atlético y recorrerle la espalda con las manos. Pero tenía muchas ganas de tocarle y me empezó a entrar la euforia.
Los que llevamos unos años saliendo por el ambiente ya hemos desarrollado una creatividad para esas ocasiones. Ponerse calentón, rozarse, ver cómo reacciona el otro e ir acercándose al objetivo poco a poco y sin ser exagerado. Bailar en una discoteca gay es una forma de sexo también, y no menos morbosa que la explícita.
A posta nos alejamos unos metros del grupo, sin perdernos de vista pero sí de su influencia para besarnos por primera vez.
En mi cabeza tenía palabras como Historia, De, Una y Noche, pero al día siguiente Ángel se puso tierno y se dejó de llevar por la euforia del amor a primera vista y me contagió! Durante días llevamos una venda en los ojos y cara de lelos por doquier.
Ha habido 6 sesiones de sexo con Ángel y como las quiero contar y explayarme lo dejo para un post nuevo, que pondré dentro de 3 días.
Así que voy a usar un recurso que siempre he tenido ganas de usar:
CONTINUARÁ…
XD
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