Madrid siempre ha tenido un lugar en mi mente
como el sitio por excelencia de juerga, diversión y excesos, es lo que tiene
ser de provincias… Para lo referente al mundo gay esa imagen es aún más
potente, aunque la verdad es que se me empiezan a derrumbar los mitos por
momentos.
Este fin de semana de Enero deseaba volver a
Madrid para salir por sitios de morbo. Me apetecía por muchas razones, entre
ellas huir de la rutina y el aburrimiento de mi ciudad, tratar de cumplir (otra
vez) algunas fantasías difíciles de ejecutar donde vivo y, por qué no decirlo,
poner a prueba mis avances en el gym. Me puse manos a la obra e invité a Leo a
ir a Odarko la noche del viernes, que era cuando iba a poder. Lamentablemente,
mi querido anfitrión de blog se puso enfermo por correr con el culito al aire
por la fría noche madrileña, de modo que tuve que ir solo. Mi idea era ir
vestido con ropa deportiva que compré en una tienda especializada en el morbo
gay. Modestamente, creo que iba muy sexy con mis shorts ultracortos de raso azul
y mis zapas blancas altas con medias blancas, al menos así me sentía yo… De
modo que me cargué mi ropa en una cartera junto con unos calzoncillos de
recambio (por lo que pudiera pasar), mi singlet de lucha y otros shorts rojos;
la idea era ir bien preparado.
Por el camino me sentía tremendamente animado.
Llevaba esperando varias semanas ese momento y me había preparado en el gym con
esa secreta motivación. Sin embargo, tenía miedo de que mi potente imaginación
se viera frustrada por la triste realidad, algo que ya me ha sucedido en
ocasiones.
Llegué a Odarko y me recibió un humo espeso
que acababa de arrojar la máquina. En mi primer oteo no veía un carajo (nunca
mejor dicho) y me costaba encontrar el sitio para poder cambiarme de ropa. Esas
malditas zapatillas eran muy difíciles de quitar y poner…
Por fin me quedé con el look que había
diseñado en mi mente, sintiéndome totalmente cómodo y libre; lo cierto es que
me encontraba muy bien, motivado y cachondo. En mis primeras vueltas de
reconocimiento no veía a mucha gente por allí, aunque me tranquilizaba
comprobar que la hora era muy temprana, aún había mucha noche por delante.
Mejor tomarse una copa y observar un rato por la barra, me decía a mí mismo.
En ese rato comenzaba a llegar bastante gente
y observé justo lo que me temía: lo del código ropa ha pasado a ser un
cachondeo. ¡¡La gente entra simplemente con un pantalón vaquero y un polo!! La
realidad empezaba a ser poco sugerente, pero no me resigné y traté de ver más
allá y forzar un poquito mi imaginación. A lo largo de la noche entraron
algunos tíos interesantes, entre ellos un chaval negro y cachas que despertó mi
interés. Sin embargo, al entrar a buscarle por una de las salas comprobé que ya
tenía a alguien chupándole la polla con gran dedicación. “Ocupado” pensé… y me
fui a tomar otra copa. Por el camino la gente se me quedaba mirando y tocaba mi
culo y mis short, pero yo no veía nada que me invitase a quedarme. Además, olía
a popper que mareaba… La gran mayoría de los tíos eran mayores y regordetes y
no llevaban ninguna ropa morbosa, simplemente se habían quitado la camisa e iban
con sus pantalones de calle. Qué aburrimiento…
En la barra contemplaba las películas porno
que ponían por las pantallas de enfrente y echaba a volar mi imaginación, sobre
todo con una escenita magnífica de lluvia dorada, uno de mis morbos favoritos.
En otra pantalla salían fotos de la última fiesta de Intothetank, donde también
aparecían tíos súper sexys con ropa sugerente. A partir de ese momento comencé
a lamentarme de mi mala suerte por ir precisamente un día en el que el código
ropa es tan laxo (y sin Leo). ¿O será que el sitio ha cambiado, y no para bien…?
Mientras pensaba en qué hacer se me ocurrió cambiarme de ropa y ponerme mi
singlet. Me sentía enormemente sensual embutido en él, y acaricié la idea de
mojarlo pronto, a ser posible con una buena meada ajena. La película me había
inspirado…
Vuelvo a darme varias vueltas y a observar,
pero en general sólo veo tíos mayores, gorditos, que llevan pantalones de
calle. Tan sólo contemplo tres excepciones a destacar en ese rato: el cachas
negro que siempre está ocupado con alguien chupándosela, un tío muy fibrado con
estética bakala (gorra, pantalón de chándal adidas y zapas) y un chaval alto y
cachas que me hace generar ilusiones. Al negro cachas lo doy por perdido; lo
veo demasiado “chupado” y parece que sólo le interesa que se la coman, nada de
juegos o morbeo. Además, va completamente vestido y no se quita ni la camiseta
(…).
El bakala se me insinúa y me queda mirando, invitándome a entrar con él a
una cabina. Me lo pienso y estoy a punto de entrar, pero en el último momento
me asalta una gran desconfianza; no me inspira tranquilidad ese chaval, y
finalmente lo descarto (mirándolo bien en ese momento, tampoco me resultaba muy
atractivo). Me queda el chico alto y cachas, que me parece tremendamente
morboso a pesar de que, cómo no, va con camiseta y vaqueros. Sin embargo,
imaginarme su cuerpo desnudo sobre mí hace volar mi imaginación y me quedo un
rato mirándolo en la barra. Pero el tío se muestra serio e impenetrable, parece
fuera de lugar en ese sitio. Por un momento me planteo si es de esos “heteros”
con novia que frecuentan secretamente sitios como esos... En cualquier caso me
vuelvo a dar otra vuelta a ver si me inspiro nuevamente y el chaval se adentra
también. Si lo veo dentro me acercaré a tocarle, me digo a mí mismo.
Vueltas y vueltas sin ninguna inspiración en
lo que veo… El chico cachas entra sin que me dé cuenta y se pone a chuparle la
polla al negro (ése sí que se lo pasó bien), momento en el que empiezo a
desesperarme. No veo ningún otro tío que me atraiga físicamente ni que tenga
una estética morbosa, a pesar de que algunos me miran o me tocan. Y el alcohol
empieza a marearme.
Se me ocurre una idea por influencia de la
película de antes con apoyo de los vapores etílicos: romper con la monotonía y
meterme en la bañera a recibir meadas. Es una idea tentadora que me ilusiona,
incluso llego a sentarme en el borde. Pero luego lo pienso mejor y veo lo que
tengo alrededor: tal vez recibir una meada de alguno de los pocos que me han
gustado fuese placentero, pero no de uno de los tantos señores mayores y gordos
que hay a mi alrededor. Otra idea descartada…
La hora avanza y me tomo la última copa. Entro
de nuevo a ver al chico cachas y lo encuentro a lo suyo con otro (parece que le
mola mucho chupar pollas). Aprovecho un momento en que lo deja para observarlo
bien: la verdad es que tiene un cuerpo muy bonito y una cara atractiva y
agradable. Observo sus pectorales y me dan ganas de lanzarme a acariciarlos y
comerle los pezones con suavidad, no sé muy bien si antes o después de besarle
los labios carnosos que tiene (el tío era guapo, de verdad…). Lo cierto es que
me pongo acaramelado, su imagen me inspira algo más que un simple polvo o
mamada y trato de entrarle con suavidad. ¡¡Craso error!! Tocarle el pecho
suavemente cuando está recostado es totalmente inútil y me doy cuenta en el
mismo momento en que lo hago. Ese tío no buscaba nada demasiado elaborado, tan
sólo había ido allí a comer pollas. Su reacción me desalentó mucho e hizo que
me saliera de los pasillos y cabinas hacia la barra, con la intención de irme.
Al salir a la barra observo a una pareja de
chicos jóvenes con jockstraps y arneses. Uno de ellos tiene barba y es regordete,
pero el otro, más delgadito y con un cuerpo curioso, me atrae más, sobre todo
por lo morboso de su atuendo (¡¡por fin alguien con código ropa apropiado!!).
Me pongo a hablar con ellos sobre el tema del código y coinciden conmigo en que
la gente no se lo toma en serio y que eso a la larga acaba por hacer del Odarko
un sitio más. A lo largo de la conversación el regordete se agacha y comienza a
comerle la polla en plena barra a su amigo. Esa estampa hace que tenga una gran
erección que no se le escapa al homenajeado: “Venga, que te está esperando”, me
dice cuando el otro le suelta. No me puedo resistir y me pongo de rodillas ante
él, sintiendo un gran placer después de tanta frustración. El hecho de verle
sobre mí con su jockstrap, acariciando mi cara con su polla me resultaba muy
morboso; me dediqué a chupársela al tiempo que acariciaba su culito redondeado
enfundado en el jockstrap y la verdad es que pasé un buen rato… Luego entré de
nuevo a ver qué hacía allí dentro y vi cómo su amigo se la chupaba nuevamente.
Me animé por un momento a comerle el culito, pero el olor que percibí no me
resultaba atrayente (es un problema que tengo, soy muy sensible al mal olor). A
pesar de todo le mordisqueé un poco las nalgas, lo cual fue agradable. La idea
de lamerle las zapas quedó descartada…
Tras una leve ojeada sentía que no había mucho
más que hacer allí, por lo que me largué a dar una vuelta por otros sitios de
Chueca, donde conocería a otra gente y tendría otras experiencias (eso es otra
historia), aunque sexo, lo que se dice sexo, no tuve (tampoco iba a meterle un
maromo a mi amigo en su casa estando de prestado…). Al llegar al piso miré en
mi móvil unas ilustraciones de Ismael Álvarez que había contemplado el día
anterior para “ilustrarme” de cara a la noche en Odarko. Después de tanta frustración
y decepciones me sentía cargado sexualmente y no se me ocurrió otra manera de
desfogarme que hacerme una paja mirando esos dibujos. Lo cierto es que fue muy
representativo de lo que me ha ocurrido, me ocurrió y me ocurre, algo que he
comentado muchas veces con Leo: creo que la gente como yo (y tal vez él) tiene
tanta imaginación que rara vez la realidad le satisface en lo referente al sexo
o el morbo, al menos en el 90% de los casos. Al final, un buen dibujo de
temática morbosa como los de Ismael es el refugio imaginario perfecto para un
mundo real tan decepcionante…
Lo dicho, es un problema muy jodido…
Capuccino
P.D. Señores dueños (y clientes) de sitios orientados al morbo, permítanme una pequeña reflexión: si siguen así y no son algo más serios con lo del morbo y el código ropa en el local, posiblemente la cosa seguirá degenerando hacia un simple cuarto oscuro, uno más de tantos. El morbo y el fetichismo exigen cierto compromiso para mantener la atmosfera de imaginación que se pretende. De lo contrario, la gente realmente interesada en ese mundillo (al fin y al cabo la clientela a la que teóricamente va dirigido el pub) acabará por marcharse, aunque a saber a dónde, dada la escasa oferta…
3 comentarios:
A ver si te animas a crear tu propio blog . Muy bien relatado ;)
y una vez mas una prueba mas de que leomorbo debe cerrar el chiringuito. ahora todos quieren hacer lo mismo que el¡l y escribir relatos y presumir de que salen por hay y exponerse a enfermedades. me parece un gran error.
demasiada tonteria,demasiado rebusque, eso no es morbo, es estetica que acaba hasta el morbo, morbo es sentir y encontrar a alguien que sienta..bla..bla..bla. Mundo gay agotandose en su fribolidad, que deja tan corta la relacion, y ademas no tiene humanidad
Publicar un comentario