martes, 22 de enero de 2013

Gainer (3): El feeder


Todos los días me conectaba a Grommr, la red social de los gays que pasan de los abdominales y que en muchos casos es una cuestión más allá del metabolismo o de resignarse a lo que uno tiene... es una cuestión de romper el cliché y enfrentar la presión que ejerce el modelo perfecto. 

Aunque es cierto que ya he dicho que en mi caso empezó al coger unos kilos por "accidente", la verdad es que los siguientes kilos fueron más que buscados y planeados. Lo cual fue un cambio muy grande en mi relación con la comida.

Llevaba un tiempo tristón, pero esa web me animaba mucho, todos me admiraban por mi filosofía revolucionaria y los que estaban en Madrid me tentaban con quedar. Así apareció Feeder, que en inglés significa alimentador, y que además de su mote para el blog, es el nombre que reciben dentro de ese fetiche los que adoran engordan a alguien.

Cuando me dirigía al punto de encuentro para quedar con mi primer feeder no me podía creer que en vez de meter tripa tuviera que sacarla para explotar mi sex-appeal. Quizás estaba buscando la solución a mi bajo ánimo en el sitio incorrecto, pero todo ese rollo del gainer me hacía tilín y me gustaba como estaba reaccionando mi cuerpo y mi opinión sobre él, además me dio un subidón que si había estado triste no se me notaba.

Ironías de la vida, Feeder fue un niño y un adolescente gordo, y ahora está delgado. ¿Qué es lo que le lleva a encontrar morboso a un chico que siga el proceso contrario y engorde? Puede que  tenga miedo a engordar y admire a aquellos que se enfrentan a ese terror... Pero él no sabe explicarlo, es algo muy común en Grommr no saber explicar este fetiche, aunque yo creo que todo se limita a rebelarse contra la obsesión por estar perfectos, sea una obsesión propia o social.

Las tardes con Feeder han sido geniales, siempre es bueno compartir las cosas, adquieren un sentido más guay. Tuvimos algo de sexo muy por encima, sin profundizar, pero el buen rollo era continuo, y nos pasábamos horas hablando del fetiche, porque es algo que no se cuenta a la gente, sólo los elegidos lo entienden y cuando encuentras a uno mola.

Por supuesto nuestras tardes en su casa empezaban con una merienda que me comía yo solo. No me parecía tan sexy eso de atiborrarse, porque me parecía forzado, aunque lo hice dos veces la mar de cachondo. También le gustaba verme manchado de chocolate y comiendo a dos carrillos... y como hay que compartir, dar y tomar, yo tomaba ánimos y ofrecía una imagen morbosa que le molara a Feeder

En Navidad no me privé de nada, pero pasada la novedad y de vuelta al enfrentar mi miedo, mi cuerpo él solo perdió 5 kilos sin darme cuenta, y por muy pequeña que fuera la camiseta que me pusiera Feeder, que siempre echó en falta más carne... no volvió a tomarse en serio mi tripa. Y aunque decía que daba igual el tamaño... seguimos sin quedar.

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