Un vecino me propuso ayer una tarde de colegueo y morbo. El plan me parecía guay, se parecía a esa chorrada del colegueo entre "heteros" pero mucho más divertida y con muchísimos menos tabúes, de hecho para mí rompía el cliché de pasivo+activo y eso de romper clichés me emociona mogollón.
Pasivo+pasivo sonaba a algo casi lesbiano, pero no me cupo ninguna duda de que era una combinación encaminada al éxito, ¿quién iba a meterme mejor un dildo que otro pasivo?
Me puse un suspensorio, unos vaqueros, las zapas y un abrigo, sin camiseta ni nada, sólo tenía que andar un par de portales. No creáis que esa fue toda mi preparación, una juerga de dildos requiere una profunda higiene.
A mí ya sólo me quedan dos consoladores, de los seis que tenía de todos los tamaños, los he ido regalando por ahí a mis esclavos. Por desgracia para mi culiestrecho me he quedado con los más grandes. Avisé a mi amigo y me dijo que lo sentía por mi culo pero tampoco tenía pequeños, solo medianos y grandes.
Cuando llegué a su casa y me quité el abrigo vi unos consoladores gigantes, unos más que otros pero gigantes todos.
- ¿Dónde están los medianos? - pregunté.
- Pues ese y ese - dijo señalando los menos gigantes.
- Pero si yo traigo el mío que no me cabe y es la mitad que eso... - dije preocupado.
- Yo te dilato.
Qué clase de pasivo era ese? Madre mía!!!!! ¿Cómo puedo explicaros aquellos dildos? Pues imagínate entrando en un sex-shop, pues esos que te entra la risa floja porque superan ya el tamaño de un pollón.
- Estás to' loco... ¿a ti te cabe eso? - le dije.
- Con paciencia sí, y a ti también.
El más fino de los 4 que allí había era algo más ancho que mi muñeca.
- Hoy no voy a poder, pero quiero que acabemos usando este! - le dije señalando un dildo morado, con un tacto genial de esos que son dos juntos, típico de lesbianas o... colegas pasivos.
Menos mal que me llevé mi butt-plug que a pesar de ser gordo, era lo único metible que veía a mi alrededor. Me puse de rodillas en el sofá y empezó a dilatarme con mucho lubricante, tardó más de 10 minutos en meterme mi dildo, pero fue un gustazo, lo movía y me daba un escalofrío de placer... sólo me dolió al final que se hace más ancho. Yo tenía razón, un pasivo lo hace mejor, no se deja llevar por la emoción de estar frente a un culo abierto como un activo, no tiene prisa y sabe lo mucho que puede doler ponerse bruto.
Luego me metió mi consolador lésbico, pero que no es como el suyo que es súper gordo, el mío tiene un diámetro bastante humano, me metió sólo 15 centímetros, suficiente. Con tanto lubricante como me había metido me lo pasé genial, quería relajarme más para que el dildo fluyera mejor. Él no se animaba a meterse nada... vaya colegueo entre pasivos.
- Vaya pollón se te ha puesto - me dijo tirándome de la goma del suspensorio
Me tapé la cara con un oso de peluche tirado a mi lado para ocultar la timidez que estaba fuera de lugar allí empalmado con un dildo en culo. Y con el peluche en la cara noté calorcito en la polla, se la había metido en la boca.
Oh Dios! A los treinta segundos mis músculos se apretaron para echar un chorro de lefa, y mi cuerpo además expulsó el dildo, con lo que sentí una liberación por delante y por detrás que me dejó agotado. Llevaba más de media hora jugando en mi culo, mucho más de lo que aguanto con un activo antes de que me lo rompa o me le irrite demás.
- Me voy a dormir, tenemos que vernos el año que viene.
- Feliz entrada en 2014 - me dijo mientras me cerraba el abrigo para ir medio desnudo en pleno diciembre a mi casa.
En este siglo no se presta atención a los vecinos, y a veces nos perdemos colegueos geniales.
Feliz 2014!!