Estas Navidades ha tocado esquiar y estaba muy ilusionado porque hacía años que no iba a la nieve. Me lo he pasado muy bien, he dormido agotado superando mi insomnio estos días, me he enamorado y se me ha roto el corazón, mañana vuelvo a Madrid y termino el año algo pesimista.
Me fijé en un calvo, me pareció muy masculino y valoré su alopecia viril como un encanto especial. Me recordaba a esos actores de acción y deportistas que sirven de inspiración y esperanza a los chicos con entradas. No pensé que fuera a ser gay, ni que se iba a fijar en mí. Pero de tanto mirarle, supongo que se acabó dando cuenta. Y al día siguiente me saludó.
Esa tarde hablé con él de tonterías, y me hizo una caricia rápida y pública en el muslo cuando estaba sentado. Las vacaciones se acababan y yo quería saber qué tipo de cuerpo había debajo de toda esa ropa de invierno que no me dejaba intuir nada, no tenía papada, eso es lo único que me daba una pista de su complexión, pero a saber, y tenía unos dientes guays... me enamoré.
- Me voy a dormir - dijo.
- Tú solo? - le dije yo.
- Por desgracia no - respondió.
Estaba claro que no se refería a mí, recuperé las imágenes que tenía de él para aclararme, ¿quién era ese señor de sesenta y pico años que había estado con él el día anterior? ¿Era lo bastante mayor para ser el padre de uno que se acercaba a la cuarentena? Sí, lo era, pero dónde está la madre? ¿O algún otro familiar que me diera alguna pista de que allí no había una relación sentimental? Va a dormir con él?
- Mañana charlamos otro rato y me cuentas qué haces en Madrid.
- Vale... - dije decepcionado.
Pasé toda la noche pensando en que aquel hombretón dormía y compartía mucho más con aquel señor jubilado. ¿De qué iba todo aquello? Primero me pareció una tontería creer que fueran novios, podía ser, pero parecía todo fruto de mi imaginación, luego me pareció romántico en cierto modo, el amor no tiene edad y todo eso. Y luego en la camita intentando dormir me pareció sexy, me imaginaba al alopécico durmiendo abrazado a su novio maduro y me daba morbo. ¿Pero qué pintaba yo en esa historieta, una especie de refresco o algo así?
Estaba dispuesto a crear una historia por mí mismo sin imaginar más. Le mandé un whatsapp y nos encontramos antes de comer.
- Me voy esta tarde - me dijo tan pancho.
- ¿Esta tarde ya? - dije aterrorizado.
- Voy a Madrid 5 veces al año, salimos de fiesta cuando vaya - propuso.
- ¿Dónde vives?
- Cerca de París
- ¿Con tu padre? - indagué. Estaba claro que él era español, su papito debía ser el francés.
Y se río, pero no respondió...
- ¿Puedo saber al menos si tienes el pecho peludo? - le pregunté ya liberado al saber que guardar la compostura era algo irrelevante en una historia que tenía las horas contadas.
- Lo tengo todo peludo - dijo feliz.
- Todo no... - dije muy putamente.
Y él se acarició la cabeza con un gesto gracioso.
- Yo me había enamorado de ti, sabes? - le dije.
- Eres muy impresionable.
Le miré suplicando un poco de arrojo.
- No podemos, tú estás con tu familia y no tenemos sitio, y el pueblo está muy lejos.
- Estamos en el campo y sería refrescante.
- Jajaja.
No conseguí nada, y lo refrescante pasó a estar tan frío que se congeló. Sigo sin entender de qué iba aquello, quién era aquel caballero sesentón?
Mañana, vuelvo a Madrid en unas horas y aquí no ha pasado nada!
2 comentarios:
Hola nene. Pues desde mi punto de vista, el calvito era un poco calientap....y el señor sesentón era su amante-marido desde hace años. Su silencio ante tu pregunta le delataron, jejeje. Buen año 2.014.
Firmo palabra por palabra lo que comenta Red-hot.
Está clarisimo.
Publicar un comentario