Llevo dos meses inventándome trabajo en el oficina para que no nos echen a mi compi de despacho y a mí. Y aunque ya sabéis que no me costaría chupársela a mi jefe, simplemente por el gusto de hacerlo y de paso aprovechar la situación... no se me ha presentado la oportunidad.
Sin embargo mi compi sí que le ha chupado la polla a una persona de la oficina, sin embargo no era una polla de la categoría que necesitábamos. Cuando me lo ha contado hoy no daba crédito, mi compi no es un chico muy desatado, de hecho es bastante vergonzoso. Pero es un chico guapo, de veintiseis años, no debería extrañarme que tenga relaciones sexuales por la oficina, y dado que estamos más aburridos que una ostra, sentí cierta envidia.
Yo en cuanto hay un motivo para cotillear paso directamente al interrogatorio de tercer grado, medidas, pelos, señales, TODO. Me gusta contar historias, pero también que me las cuenten.
Relato autorizado de mi compañero
"Dejé a Leonardo en el despacho, le prometí volver con unos sandwiches del Vips cuando volviera de fumarme un cigarro. Coincidí con los compañeros "del pasillo", pero ninguno me hizo caso, me dejaron fumar solo sin dejarme una entrada a su grupo si quiera, y estamos acostumbrados a que nos marginen, supongo que es el sino de algunos becarios.
Había hablado con un hombre de unos treinta y cinco años de la oficina alguna vez, un coqueteo por allí, un pestañeo por allá... Pero nunca habíamos sido tan claros como hoy. No es mi tipo realmente, nunca se la había chupado a alguien con tripa, pero siempre hay una primera vez (Leo piensa que los gorditos follan mejor). Él vivía cerca, fuimos a su casa, fue raro estar en horario laboral en una casa, la luz por la ventana y mi horario biológico no me cuadraba con estar enrrollándome con un hombre. El viento soplaba a toda presión, me alegraba de estar caliente en los brazos de ese compañero de oficina. Se la chupé con todas mis ganas, pero él parecía poco dispuesto a dejar su posición de "el que pone la polla".
Me preguntó si quería que me follara el culo, que él lo estaba deseando, pero así sin preparación no me atrevía a que me penetraran. Estar de rodillas, chupando una polla es el plan perfecto para los quince minutos del cigarro. Nos corrimos casi a la vez, y ya hemos planeado otro encuentro esta semana, es el sino de los becarios.
Cuando llegué al despacho que compartimos Leo y yo, llegué con cara de haber hecho algo más que fumar. Me lo ha sacado todo en el interrogatorio, casi pensé que me iba a hacer un examen médico para comprobar que no le mentía diciendo que nos habíamos limitado a una mamada.
Después me pidió permiso para escribir el relato en su blog, y en eso estamos ahora, mientras merendamos lo que he traído del Vips. Nos aburrimos mucho... Y Leo ya está pensando superarme chupándosela al jefe... pero el tiempo juega en su contra"