El viernes me despedí de Polo, un fin de semana más me deja solo en Madrid. Estaba la mar de cómodo con él, enrollándonos, yo disfrutaba tocando su cuerpo y de sus caricias, ¿pero él estaba disfrutando mi cuerpo?
- Este fin de semana podrías depilarte y afeitarte esa barba, cuando te conocí estabas todo depiladito - me dijo.
- Pero si llevo meses peludo y no me has dicho nada.
- Por eso, ya se te pueden hacer coletas, a mi no me gustan tan machos.
Quizás sea demasiado fácil activar mis complejos e inseguridades pero me sentó mal. Soy peludo, y aunque entreno y trato de mejorar mi tripa es "tierna" de naturaleza, jaja. Voy a cumplir 25 años, no soy un niño y cada vez pareceré más un hombre, cosa que me mola y me crea mucha expectación, pero la frase de Polo, esa de que no le gustan tan machos... en fin, no soy, ni seré, ni quiero ser Justin Bieber, sin embargo eso de parecer más hombre sí me mola.
Me gusta ver blogs y pajearme viendo peludos, cachas, fibrados, jóvenes, maduros, desentrenados... me molan mucho sus cuerpos y la naturalidad. Y me gusta cómo muestran una virilidad alternativa, quizás más real y menos forzada, a los modelazos hiperproducidos.
Barbas, bigotes, patillas, piernas peludas, axilas adultas, pectorales duros y cubiertos... no podía dejar de pensar en todo eso y en que mi novio me había pedido que me afeitara de cejas para abajo. Yo fui el que me presenté como un muñeco en nuestras primeras citas... tengo cierta culpa, a él le gustó el Leo que le puse delante y luego decidí ser peludo de nuevo sin pensar en él y esperé que me aceptara. ¿Pero es que soy mi pelo y cambio mi vida según lo que haga con él?
Este fin de semana todo ha girado alrededor del vello, he quedado con mis amigos desabotonado, he ido al gym con una camiseta sin mangas, he definido mis patillas y me he agachado para enseñar a todos mi vello lumbar (el más rechazado por todos). Y ahora es domingo y no me puedo acabar con él, le voy a echar de menos y me cuesta.