Cuando uno hace sexo con otro lo que se pretende es que los dos disfruten, pero a veces uno tiene ideas que para el otro no son nada atractivas. Yo mismo en el caso de que un amante no me diera lo que me gusta, saldría a buscar eso en otro amante. Y sé que un hombre que se precie haría lo mismo. Pero algunos son muy radicales, y necesitan las cosas ya o te despiden y llaman a otro. Había pasado una tarde muy agradable y no quería que eso acabara de una manera tan drástica sólo porque a mi no me diera mucho morbo lo que el otro quería. Ya han sido varias veces las que le he "fallado" e intuía que no iba aguantar mucho, así que me decidí y probé a ver que tal era darle lluvia dorada a un hombre. No lo pasé especialmente bien, aunque intenté relajarme e intentar sentir todo el morbo que debe sentir alguien que humilla a otro de esa manera, para ver si me identificaba, pero no. Sin embargo aunque no me molaba la práctica en sí, sí que me molaba estar dando gusto a alguien y hacerlo bien. Durante unos minutos estuve un tanto extraño respecto a eso, me sentía infiel a mí mismo y al fin y al cabo ha sido perder la virginidad "dorada", jeje. Pero esa sensación rara se me fue cuando sólo me quedé con lo importante que es algo que siempre he hecho o tratado hacer, preocuparme de hacer disfrutar al otro y ser un buen amante.
No sé si lo volveré a hacer, desde luego podría vivir sin ello. Pero es simple y además me aseguro que alguna vez me tocará a mí ordenar y que me plazca él a mí como yo diga.
1 comentario:
Hhay cosas mucho peores q una inocente meada, estas muy verde todavia. pero eres gracioso y me rebosas candidez en todo lo que dices, aunq lo digas vaya sobre lluvias doradas y enculadas en cabinas de discotecas,
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