Polo ha venido esta noche a Madrid, recordáis que me pidió que a su vuelta quería verme sin vello en el cuerpo, tal y como me di a conocer en nuestras primeras citas.
He pasado de hacerlo, pero tampoco me iba a poner en plan rebelde total así que me he afeitado la cara a tope.
En la cena me ha hablado de su semana, por supuesto yo no le he contado lo de la ciber-paja, y he visto en su cara los efectos de las vacaciones, el sol, la playa, el mar y el viento. Además he notado cierto aumento de su musculatura, y me he arrepentido de no haberme depilado, me estaba gustando tanto Polo que me daba rabia no sentirme capaz de crear yo en él también esa buena sensación atractiva.
Enseñé mucho los dientes, usé muchos los labios y la tensión de mi cuello y la mandíbula creando efectos que he probado mucho delante del espejo estos años, coqueteé y usé mis encantos gatunos, femeninos por así decirlo, con la presión enorme de aquella frase que me dijo: "no me gustan los machos".
Escondía mis manos, que no se viera su dorso peludo, no dije que ahora puedo levantar más kilos en el gimnasio, pero sí mencioné que he adelgazado.
Cuando volvimos a casa, Polo se puso muy tierno, nos piropeamos y le hice una mamada, no me quité la ropa y aunque mi polla iba a estallar apretada contra las costuras de la bragueta... y sabiendo que Polo esperaba que le dejara acceso a mi culo, me quedé vestido. Atragantándome con su polla y deseando que la considerara la mejor mamada de su vida, no pude evitar darme cuenta del gran desequilibrio al que someto a mi mente. Yo estaba de rodillas, él sentado en el sofá, cómodo y alucinante, cuando frené un poco para respirar me tumbó en el suelo, intentó subirme la camiseta y me deslicé por el suelo para chupársela y alejar sus manos de mi cintura.
Si me hubierais visto la cara hubierais visto placer y pasión, chuparle la polla en aquel momento no me podía parecer más delicioso, todo eso era verdad, pero ¿qué me pasaba? ¿qué rollo extraño tenía yo para actuar de esa forma tan "entregada" y a la vez "remilgada" sin querer desnudarme?
Y cuando Polo se corrió en mi cara, algo que no soporto que me hagan, lo hizo con mi permiso, casi creo que yo mismo se lo pedí...
¿Qué ha pasado esta noche? He vuelto a casa sorprendido y sin poder haber dado sentido a nada, con la sensación de haber estado entre haber sido un tontito presumido y un puto acomplejado, y entre una zorra complaciente y un reprimido.
¿Le habré gustado a Polo? Sinceramente, no sé cual quiero que sea la respuesta ¿quiero gustarle así?
Cub= joven peludo
3 comentarios:
No me creo eso de que tengas cara de mariquita por afeitarte, de hecho, en la foto que tienes aquí al margen, aunque te hayas tapado los ojos, pareces bastante varonil, otra cosa distinta es que te pase como a mi, que afeitadito parezcas más niño, más joven... yo afeitado es que me quito años con una alegría sorprendente... una cosa es tener cara de niño bueno y otra de mariquita....jejejeje... si yo te pillara, te dejaría que me hicieras lo que quisieras, aunque fuera contradiciéndote, como dices, jejejeje
Afeitado parezco muy niño, lo de mariquita era una referencia a eso pero también a mi actitud y al sentido que tenía afeitarme, pretendia no parecerle tan macho, y por eso he titulado el post así.
Es un placer gustarle a otra persona. Pero para ello hay que gustarse uno mismo. Puedes regalarle tu depilación a Polo, y le gustará. Pero le tienes que gustar tu, con o sin pelo.
Seguro que la mamada le ha gustado. Pero querrá disfrutar de tu culo también. De tu culo depilado quizá. Pero si sabes dárselo racionalizado le tendrás en tu mano. Gústale y gústate. Pero no te comas tanto el tarro y disfruta.
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