Esta historia ya la conté dentro del relato de mi aventura en la IntoTheTank, pero tiene un lugar especial en mi experiencia y por eso la separo en un post para ella sola.
Fue al final de la noche, Capuccino no aparecía desde hacía mucho y me bebí la tercera copa, que fue un regalo de DiasDeVicio, la tercera es la que me pone siempre al límite de mi resistencia, la que me libra de toda conciencia. Pero me entraron ganas de saber de qué era capaz completamente borracho y me la bebí rápidamente como si fuera un remedio contra la sensación de que la noche acababa y no estaba completamente satisfecho.
Notando como se me subía a la cabeza me metí en la zona más sexual, me tumbé en una cama a ver como se follaban a uno a mi lado, me pajeé con la escena, no quería moverme de allí, la idea de pajearme en público ya me parecía lo suficientemente morbosa como para levantarme a por compañía. Pero apareció Lamezapas, me pareció un macarrilla, estaba rapado, llevaba una camiseta de tirantes, pantalones cortos de chandal y calcetines de fútbol, se arrodilló, levantó mi pierna y se metió todo lo que le cupo de la punta de mi zapatilla.
Mi percepción estética de las cosas se esforzó en imaginar aquella escena de lejos, tumbado y mi pierna disfrazada de futbolista levantada sujeta por un voluntario humillándose lamiendo mi suela. La vista desde mis ojos tampoco estaba nada mal, aquel macarrilla me pilló totalmente desprevenido y por nada del mundo hubiera parado la situación para divagar sobre mis típicos dilemas con respecto a todos los asuntos que se salen mínimamente de lo esperado. Tuve que vivirlo para no arrepentirme.
Me intentaba quitar la zapatilla y olerme el pie, aunque creo que no encontró lo que buscaba porque optó por quitarse las suyas y usarlas para esnifar un olor más intenso.
Cuando me chupó la polla apoyé mis zapas en sus muslos, y apretó con sus manos para que le pisara con más fuerza. Me quité los pantalones y me puse de pie, él siguió de rodillas y usé uno de sus muslos como apoyo, otra imagen que me pareció muy fotografiable.
Me la chupó y buscaba que me corriera, me pajeó mientras acariciaba la zapa con la que pisaba la ingle y la punta de su polla. Puso la cara para que me corriera en ella, me excité mucho y le eché todo lo que salió y se limpió con la camiseta. Le acaricié la cabeza y el cuello, le estaba agradeciendo mucho más que la mamada, el haber sido el primero que me consideraba amo por mi mismo y mis actos, no por algún discurso mío reivindicando mi derecho a ser dominante, me había hecho sentir muy poderoso. No mediamos palabra, no tuve que enfrentarme a la duda de si mi voz impone o deja de imponer, y eso me relajaba.
Nunca me ha llamado la atención el fetiche de las zapas... pero ahora me trae buenos recuerdos y empiezo a valorarlas como un morbo más, aún poco fuerte, pero quien sabe... Nunca digas "de esta zapa la suela no chuparé".
1 comentario:
He de decir que me siento atraído por los olores fuertes. Olerme el paquete tras una sesión de spinning no es algo orgásmico o supremo para mí, pero me gusta. El olor de los pies cuando no es requesón también me gusta, pero creo que no lo suficiente para ponerme.
Sin embargo no voy a negar que la situación que has descrito me la ha puesto como un canto. No concibo un lugar lleno de tios morbosos follisqueando de todas las maneras y los gustos. Me pongo nervioso cuando entre a un baño público y veo a alguno mirando de reojo....
Muy bien Leo, mi valoración de la entrada: Erection. No sé si es cosa mía pero te noto un poco apagadillo. A ver si nos puedes contar pronto historias nuevas!
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