Llevo una semana cayendo en la cuenta de que no conozco tan bien a Julito, y sin embargo tengo la seguridad de que soy el que mejor le conoce. La conversación de los recuerdos negativos del colegio ha desencadenado otras sobre su vida familiar, situaciones que aunque libres de violencia explícita y que la mayoría de la gente aguanta, perdona y olvida... yo creo que son la causa principal de que Julito se viniera a EEUU con 19 años con la excusa de estudiar.
No hay muchos que puedan presumir de que no han sentido cierto temor a la reacción de sus padres o hermanos, quien más y quien menos hemos notado la diferencia entre que te pillen siendo hetero o siendo gay, unos temen por vergüenza, otros por incertidumbre y otros por miedo a un mal gesto de su madre o incluso a verse en la puerta con una mochila. Hay muchas razones para echar a alguien de casa, pero sobretodo, hay muchas razones para querer irse siendo gay en una familia conservadora, todos conocemos historias. El caso es que Julito salió del armario a diez mil kilómetros de su casa seis meses antes de tener que verlos.
No creo que la situación de Julito hubiera sido especialmente violenta o drástica, pero estoy seguro de que tomó la decisión de hacerlo así para ahorrarse comentarios y enfrentarse a todas las ideas homófobas que notó de niño en su casa, como he dicho, muchos temen simplemente ver la cara de decepción de su madre, a mí por lo menos me destrozaría verla, pero nunca me ha hecho falta salir del armario... tener pluma tenía que tener algo bueno.
El viernes oí a Julito y a su novio hablar, los dos estaban encantados conmigo (es genial oír esas cosas cuando estás prácticamente gorroneando en una casa ajena), el novio le decía que se notaba que Julito necesitaba hablar con alguien que viniera de su vida anterior...
¿Vida anterior? pero es verdad que Julito ha roto toda conexión con Madrid, de hecho no le he visto desde los 19 años hasta ahora, tampoco se ha puesto en contacto demasiado por messenger ni nada en 6 años, sólo lo justo. Y yo que llevo tres semanas aquí creo que es porque estaba muy ocupado sintiéndose libre, ¿a qué suena bonito? Pero es verdad.
Es muy adictivo estar cómodo lejos de casa, yo echo mucho de menos Madrid, pero... también estoy fascinado con mi vida en Los Angeles, le saco jugo a todo y trato que cada día cuente, con ganas de librarme de complejos y bloqueos para vivir más cosas y tratando de no dejar nada pendiente cuando me vaya. Es todo psicológico y el autoestima se puede trabajar en casa... pero diez mil kilómetros de distancia ayudan a sentirse liberado de la reputación, de escandalizar a mamá, de ser juzgado por la pandilla y para mi sobretodo de la presión de estar a la altura de la imagen que tenía a los veinte.
Lo que más nos ha unido a Julito y a mí durante toda nuestra infancia y adolescencia, hasta que se fue, son esos episodios en los que nos desvelábamos algo que nos avergonzaba. Éramos dos niños gays, teníamos muchas cosas que confesar a alguien de fiar que nos comprendiera y lo tratara con respeto.
A los pocos días de llegar aquí le expresé a Julito ese punto de vista, cuánto necesitaba un cambio de ambiente para ayudar a mi cabeza a eliminar la basura y ordenarlo todo para poder aclararme conmigo mismo. Y con Julito no sólo siento que me acepta como soy, sino que me apoya para que yo también acepte lo que soy, y eso es una sensación que yo intento hacerle sentir también.
Son chorradas pero me gusta no tener que enfrentarme a las exigencias de mi abuela contra la barba e ir sin depilar sin que me dé corte que en mi casa descubran que en realidad soy el más velludo de los cinco (es cierto, lo soy, y es cierto que sólo lo sé yo, jaja) y también me encanta saber que no me voy a topar con mis amigos snobs mientras paseo con un maduro que no les parezca atractivo. Suena muy chula esa libertad, pero son chorradas si lo comparamos con la libertad que ha conocido Julito aquí, lejos de los valores de su familia contra sus deseos, de los compañeros que le hicieron sentirse mal, aquí es otro Julito, decidió muy joven que no quería más malos gestos y le admiro mogollón por eso.
Yo sé que le he removido muchas cosas con mi visita, pero estoy seguro de que es para bien, y no creo que sea sólo algo referido al pasado, creo que también abre puertas al futuro.
Sean tonterías o no, la verdad es que me siento genial desde que me levanto hasta que me acuesto. Yo no sé si Julito era así de risueño y entusiasmado antes de que yo llegará... pero yo diría que está encantado con nuestros planes diarios. Hacía tiempo que necesitaba un amigo de verdad como él, no quería pensarlo pero le he echado de menos demasiado. Me destroza pensar que nos vamos a separar otra vez en Navidad...