Uno de los que aparece en la lista de mi móvil dentro del grupo “SeXo” se vuelve loco por mis pies, le encanta descalzarme mientras yo descanso en un sofá, alzar mis pies para metérselos en la boca y chuparlos tranquilamente. Siempre que follamos juntos lo hacemos de pie y se preocupa mucho por describir mis pies en esa posición mientras mantengo la postura y fuerzo todos mis músculos de las piernas y mis pies.
Un día en su casa, cuando el se fue a comprar comida y bebida, decidí poner a prueba su fetiche, me preguntaba si eran solamente los pies o también funcionaba el morbo con los zapatos. Me desnudé y me quedé sólo con las Converse™ puestas, no son botas de motero... pero quizás funcionaran, me tumbé en un sofá yesperé a que llegara. Funcionó, no se las metía en la boca pero mis pies calzados tenían mucho efecto sobre su fetiche. Me folló con las zapatillas puestas, yo me sentía muy morboso, más que desnudo del todo y no podía dejar de pensar en que botas ponerme la próxima vez. Se comportó como un auténtico follador experto, sin duda fue le doy la plata al mejor polvo que experimenté con él. El oro lo cuento ahora mismo, no sufráis.
Hubo otros polvos, con botas de montaña, con zapatillas de correr y con las botas de hípica. Asumí que le encantaban lospies masculinos y los calzados masculinos, es muy común lo de los fetiches por las zapatillas de deporte por ejemplo. Pero jamás no me esperaba que la cosa pudiera tomar cierto camino.
- Te quiero comprar unos zapatos, compláceme en esto.
- Uso el 42.
A zapato nuevo no le mires... el tacón? Cuando volvimos a vernos, levantó la tapa de la caja y saco un stiletto con un tacón altísimo, así que sí, miré el tacón, abrí la boca, me reí y dije: Ni hablar!
Me molesta mucho que confundan mi cierta pluma con un rol femenino o que me gusta disfrazarme de colegiala o que se refieran a mí en femenino o incluso que crean no reaccionaré mal a motes como zorrita o putita. Esos zapatos representaban para mí todo eso y no me moló nada.
Le recité el párrafo y me convenció muy bien de que jamás me llamaría zorra y que no quería que esos zapatos me feminizaran la pierna. Me recordó que en una ocasión le confesé que me encantaba follar de pie porque me gustaba la tensión en los músculos de las piernas mientas me envestía, follar en medio de un salón sin ningún apoyo, me flipaba. Quizás quería torturarme o era para potenciar ese esfuerzo al follar que tan cachondo me ponía.
Me puse los zapatos y ridiculicé el conjunto de pierna de romano con tacón de aguja. Pero él no me hizo ni caso y se metió la punta del zapato en la boca, chupó los tacones y me lamió el culo durante bastante rato. Los dos estábamos empalmadísimos, me puse de pie, clavé los tacones en la alfombra y me apoyé las manos en un aparador. Me tuve que inclinar mucho más que otras veces, por la altura, se me pusieron los músculos de los muslos duros y empecé a sufrir la postura, pero me gustaba porque el hombre que me follaba, más grande que yo, me ayudaba a mantenerme, él disfrutaba de mí así y eso me ponía muchísimo. Empezó a jadear y a empujarme la espalda hacía abajo para que me inclinara más, estaba en posición de sentadilla ya diez minutos seguidos con los pies en una postura extraña para mí con los taconazos.
Yo me quería tirar al suelo pero por otra parte me encantaba estar así y sentir como me follaba por detrás y me atraía hacía sí con las manos en la cadera, o me pajeaba la polla.
No pude más, quería correrme y me tiré a la alfombra. Me folló otros cinco minutos en el suelo, me pidió que no me corriera y me puso otra vez de pie sobre los zapatos, a los pocos minutos me los quité y me mantuve de pie, me corrí y él empezó a follar mas fuerte para correrse también, cuando acabamos me tiré a un sofá jadeando y miré los zapatos tirados en el alfombra, eran bonitos.