jueves, 16 de diciembre de 2010

Be Italian



Mateo, Pedro y Tomás han sido los tres italianos que pasaron por mi vida culpables de que en cuanto vea unos labios preciosos, piel morena, una nariz grande y un cuello de camisa desabrochado me muerda los labios, frunza el ceño, apriete los puños y desee tener un Martini cerca para tirárselo a la cara.

Qué mentirosos, qué apasionados, qué zalameros, qué buen cuerpo tienen, qué insensibles...

Volvería a repetirlo, pero sin creerme nada de lo que me dicen.

1 comentario:

Sufur dijo...

Jaja coincido contigo: los italianos son lo peor, y por tanto me encantan ;-)

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