jueves, 9 de diciembre de 2010

Sexo en El Pardo


Hace años que veo a Jorge, mucho antes del blog, antes de conocer a Lobezno y antes de todo, cuando yo aún disfrutaba de las camas, los hoteles y el sexo tradicional con chicos tradicionales. Alguna vez he hablado de Jorge en este blog, fue el protagonista de una entrada en la que tuvimos una velada de sexo y lujo en una suite, otra en la que se corrió a los pocos segundos de empezar a follarme (gran problema con él) y en otra en la que fuimos a un motel de mierda que parecía el de psicosis.


El sexo con él antes de LeMorbo había sido bueno, quedábamos cada dos semanas más o menos y teníamos sesiones largas e intensas. Yo tenía diecinueve años y me encantaba todo lo que Jorge me ofrecía, pero él estaba y está en el armario, y MUY en el armario, así que siempre andábamos escondidos por hoteles, paradores y cenábamos en sitios lejos de Madrid. Hasta que llegó la crisis y Jorge cayó en la pobreza y en su crisis personal de los 35.

Yo me puse a buscar al lobo y me olvidé de Jorge en cierto modo, aunque quedábamos muy de vez en cuando por los viejos tiempos, y porque tiene un cuerpo de escándalo y una polla rígida y gorda que me encanta tocar y comer, aunque se corra a la primera de cambio...

Ultimamente quedamos más para charlar, cenar e ir al cine que para follar, pero ayer me llevó a El Pardo, que es dónde él hizo la mili, y no me llevó allí sólo para enseñarme su cuartel, pero el muy pillo no me dijo nada de lo que tenía planeado y a mí ni se me ocurrió. Giró a la derecha y se metió en un parking oscuro y con cuatro coches empañados. Uno ya no es tonto como cuando inicié el blog, aquello era un picadero. Jorge siempre es muy educado y mientras te mete mano, te agarra la polla y se chupa la mano para tocarte el ojete finge que te pide permiso y te dice que no pasará nada que tú no quieras, pero aunque tú digas que no y te resistas él sigue a lo suyo. Debe pensar que decir que no y forcejear con sus manos largas es parte del juego... pero al final siempre consigue lo que se proponía.


Me la chupó un rato, lo justo para que yo olvidara la idea de forcejear y me dieron ganas de comerle la polla, acabé retorcido en el coche mamándosela y me vinieron a la cabeza aquellos días en los que éramos más jóvenes y yo disfrutaba tanto chupándosela y haciéndole sudar. Pero odio también hacerlo en coches por una razón de talla, dos chicos de uno ochenta y pico en un espacio reducido y con una palanca de por medio no es mi idea del buen sexo, sin embargo no era una cama y tenía un encanto morboso. Jorge no se comportaba como en los hoteles, era mucho más fogoso y violento, y creo que me llevó allí como sustituto, quiero decir (y eso es pura fantasía mía) que puede que eso que pasó ya lo hiciera en su época de mili allí mismo, porque cómo conoces tan bien el camino a un picadero, él lo conocía muy bien y no se sorprendió como yo al ver los otros coches empañados. A saber qué historias oculta ese picadero, militares, novias de militares, novios de militares y mirones... Al final le encontré mucho morbo, y aunque el sexo en un coche sigue siendo un problema para mis piernas en esta ocasión lo he disfrutado, y quería que él disfrutara de su atrevimiento de sus posibles recuerdos y de mí.

Él dice que nunca se la había visto tan grande como ayer. :) 
El sexo es mucho mejor cuando disfrutas y sabes que has hecho disfrutar.

Posdata: También me da morbo pensar qué se les pasaría por la cabeza a los mirones de por allí, que los había, cuando vieron que de nuestro coche salían dos hombres a mear... jeje.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Saludos, muy interesante el post, espero que sigas actualizandolo!

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