Este 2012 he tenido sexo cuatro veces y en tres he sido el activo... (curioso teniendo en cuenta que hasta hace relativamente poco era sobretodo pasivo).
Ayer estaba tranquilamente navegando por internet después de comer con el messenger encendido.
- Amo Leo, qué tal estás? - escribió Esclavito.
- Hola!
- Quiero verte, besarte los pies y que me uses, hace meses que no me dejes verte.
- Voy a tu casa a las 17:30.
Recordé lo que disfrutó Esclavito desabrochando muy poco a poco los botones de la camisa que llevé la última vez, así que me volví a poner camisa, además me gusta vestirme elegante para Esclavito, porque la elegancia da un mejor sentido a la pluma. Salí vestido de oficinista modernito, con barba y unos morbosos calcetines de fútbol escondidos bajo el pantalón para sorprender a Esclavito, y como llevaba en la mente la nota que me puso el chico de la sauna, iba bastante subidito, jaja. Por cierto, me puso UN DIEZ, perdonad que os lo recuerde, ja!
Esclavito vive a siete minutos, llegué andando y allí estaba en la esquina, esperándome como siempre. Subimos a su casa y hablamos un poco, él había estado en Odarko el Martes pasado, y ayer tenía pensado volver, su vicio: comer pies. A ver si os creéis que me puse los calcetines de fútbol por que sí, yo conozco a mis esclavos :)
La última vez que estuve con Esclavito, mi vello estaba recuperándose de una indeseada depilación a la que le sometí por un arrebato en busca del canón de los anuncios de moda. Ayer cuando Esclavito abrió el primer botón de la camisa suspiró de alegría. La barba y el vello pone mucho a los perros y/o perras y a los que no lo somos también..!
- Un día quiero que salgas a correr y acabes aquí en casa - dijo -. Yo te relajo, mientras disfruto de todo esto sudado, y de tus pies...
Me quitó las Converse y empezó a quitarme los calcetines hasta que se dio cuenta de que eran de fútbol.
- Esto tiene que quedar genial sin pantalones y con los calcetines puestos - ya lo sabía yo...
Me quitó los pantalones y luego me desabrochó la camisa botón a botón y me besó el pecho alabando lo peludo que estaba y gracias a dios notando que desde que llegué de Los Angeles he perdido los 8 kilos que cogí allí.
- Písame la cara - pidió.
Se tiró al suelo y yo sentado en la cama puse las plantas de los pies con los calcetines en su cara, empezó a inhalar, lo siento por Esclavito pero supongo que no era el olor a fresco y limpio que describen en los anuncios de suavizante lo que se quería encontrar. Me quitó los calcetines y me chupó mucho los pies, entre los dedos, las plantas, el empeine... y su parte preferida, los talones.
- Tienes los talones en mejor estado que un niño, tienes los pies perfectos para chupar.
Subió acariciando mis piernas y aplastó su cara contra mis calzoncillos.
- Mmmmm, más vello...
Me bajó los calzoncillos y jugó con el pelo de mi pubis, la verdad es que nunca me lo dejo tan largo, no sabía que le molaba tanto lo salvaje a la gente. Mientras me la chupaba le metí un dedo en el culo para prepararle ¿no quería mi esclavo ser usado? Pues meterla siempre mola...
Unos diez minutos de preparación fueron bastante para que mi polla estuviera ya muy dura y preparada para algo más difícil que una boca, y su culo estaba listo para soportarlo. Me puso el condón y hala, para dentro, me pidió que lo hiciera despacio y le hice caso.
Esta vez me ha gustado muchísimo más que la otra vez que follé a Esclavito, ¿recordáis que me quejaba porque no sentía nada? Pues esta vez sí que me molaba, estaba más apretado y no era sólo agradable sino intenso. Lo hicimos con él tumbado boca abajo, de frente con sus piernas en mis hombros y al final a cuatro patas. Es la primera vez que me gusta tanto hacer de activo que puedo correrme durante el acto, es más... no podría haber evitado correrme. Esclavito se corrió conmigo a penas sin tocarse, simplemente notándome dentro y oyéndome respirar.
Cuando se la saqué Esclavito se fue corriendo a por el puto papel de cocina... este esclavo no aprende... pero bueno, estaba demasiado agotado para darle una lección, me limpié, me lavé las manos en el baño y le pregunté:
- Oye ¿y el suspensorio que te di como uniforme qué pasa?
- Perdón amo...
- Bueno... ¿qué nota me pones como activo?
- Un diez! por supuesto. Me ha gustado más que el otro día. El próximo será de once.
Sé que preguntar eso no es muy elegante y ni siquiera tiene sentido si el que pone la nota es un sumiso recién follado... pero bueno, más allá de la nota que me pongan, me quedo con que cada vez lo disfruto más y voy cogiendo el ritmo a mi versatilidad.
- Cuando quieras amo, llámame, si te aburres o lo que sea. Y no se te ocurra coger una máquina de recortar ni una cuchilla de afeitar.